Dark Damnation
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Hunter

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Gray
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Sheegariel
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Mensaje  Sheegariel Vie Mar 20, 2009 8:29 pm

Neee~~ Me dio por hacer esto... Lo subo para que opineis XD
En fin... Ya sé lo que dira Gray de las comas... (Puedes ahorrártelo si quieres)
Bueno... ¡¡Ahí va!!
Ah, sí... Hay mucho narrador... ¡Lo siento (para los que no les guste leer)!

Capítulo 1

La oscuridad de la noche era tan profunda como su silencio. No se escuchaba sonido alguno que delatara la presencia de algún ser y parecía que hasta el viento se había detenido, asustado por las sombras. En el limpio cielo, de un azul tan oscuro que casi era negro, no había estrella alguna. Tan sólo se veía una circunferencia perfecta de color carmesí, una luna llena, que apenas iluminaba con su tenue luz rojiza.
Un aullido rasgó el completo silencio de aquel paisaje demoníaco. Otro aullido, otro … Y después muchos más. Los penetrantes sonidos de las voces de los lobos semejaban el terrorífico cántico de extrañas criaturas anunciando un mensaje. La cacería comenzaba.

Cuando comenzó la canción de los lobos el joven alzó la cabeza, que hasta ese momento había tenido agachada. Sus ojos dorados centellearon en la oscuridad y unas gotas de sudor resbalaron por su rostro. Se levantó con dificultad, agotado, y emprendió su interminable marcha de nuevo.
Llevaba ya tres días huyendo de los lobos, o eso pensaba, pues en ese lugar nunca salía el sol. Al principio había logrado escapar de ellos con facilidad, pero siempre lograban encontrar su rastro de nuevo. Ahora, después de interminables horas sin descansar, apenas lograba avanzar un pie descalzo delante del otro.

– Auuuuuu … – un nuevo aullido en masa resonó.

El joven apuró el paso ignorando la cálida sangre que emanaba de sus pies cada vez que estos pisaban el suelo accidentado. La camisa blanca que llevaba destacaba sobre la oscuridad del paraje y sobre su pantalón, de un color morado oscuro, que solo le cubría media pierna. Atada a la cintura llevaba la funda vacía de la daga que uno de los lobos se había quedado como recuerdo de su primer encuentro; dejándole a cambio un profundo mordisco en el antebrazo izquierdo.
A medida que pasaba el tiempo fue escuchando los aullidos más cerca. Nunca antes habían logrado acercarse tanto a él, a excepción del joven animal solitario que lo había atacado dos días atrás. Comenzó a correr con pavor, percatándose de que pronto lo alcanzarían.
Cuando el primer gruñido sonó a su espalda supo que estaba perdido. Intentó correr más rápido, pero las piernas no le respondían y sentía los pulmones a punto de estallar a causa del esfuerzo. Escuchaba las pisadas de las bestias a pocos metros. Una retorcida raíz que brotaba del suelo lo detuvo antes de que los lobos lo alcanzaran y cayó al suelo. Ya no intentó levantarse. Cerró los ojos y se rindió ante su inevitable final.

Escuchó un rugido profundo y gutural que le hizo abrir los ojos y hacer un esfuerzo por erguirse. Tuvo que forzar su vista para conseguir ver como los lobos corrían por la dirección que habían venido. Después, antes de respirar tranquilo, se volvió para ver que era lo que los había asustado.

– ¡¡AHHH!!

En cuanto vio la bestia que había tras él no pudo reprimir el grito. A su espalda había un reptil de color azabache de algo más de cuatro metros de largo que lo miraba fijamente con sus ojos, verdes como dos esmeraldas pulidas, cuyas pupilas negras no eran más que dos finas rendijas. El animal tenía dos enormes alas plegadas sobre su espalda y de sus fosas nasales salían, ocasionalmente, volutas de humo gris.
El joven trató de retroceder, pero el terror lo había paralizado en el sitio y apenas pudo mover la mano unos centímetros, palpando el árido suelo en busca de algo con lo que poder defenderse.

– ¿Estás bien?

Él hizo un esfuerzo enorme para mirar al lugar de donde provenía la voz. Unos metros a su derecha había una chica que lo miraba con tranquilidad, como si no se percatase del enorme dragón que tenía al lado.

– ¿Estás bien? – preguntó ella nuevamente, dando un paso hacia él.

– S-sí …

El muchacho regresó su vista al dragón negro y sintió que el corazón se le iba a salir del pecho.

– Es Valag – murmuró la desconocida con tono tranquilizador–, mi compañera.

Como tratando de dar más credibilidad a las palabras de la chica, el dragón restregó su inmensa cabeza contra ella mientras emitía un sonido muy similar al ronroneo de un gato enorme.
El muchacho tragó saliva y, algo menos asustado, miró a la chica que tenía una serena expresión en su marmóreo rostro enmarcado por mechones de cabello tan negro como su dragón y como la oscuridad que los rodeaba. Los dos ojos de la joven, del color de la sangre, se clavaron en el como brasas encendidas.

– ¿Quién eres tú?– preguntó de forma seca y poco amable.

El joven se puso en pie, descubriendo que ella era un par de centímetros más alta que él.

– Me llamo Zahert.

Su incompleta respuesta no pareció servir a la muchacha, que enseguida formuló más preguntas.

– Dime, Zahert, ¿qué haces en el mundo Oscuro? Y …–se detuvo unos segundos antes de hablar de nuevo–. ¿Por qué te seguían los Kerberos?

El muchacho abrió enormemente sus dorados ojos adoptando una expresión de total estupor. Parecía que las preguntas de la extraña lo habían desorientado por completo.

– ¿Mundo Oscuro? ¿Kerberos?

Repitió las palabras de la joven como si intentase sacarles algún significado. Finalmente se encogió de hombros con sencillez y, tras dedicar una mirada de reojo al dragón, contestó a lo demandado.

– No sé que hago aquí. Cuando me desperté, hace unas setenta y dos horas, estaba tumbado en el suelo. No recuerdo más.

Pareció bastar. La joven de cabello oscuro se volvió hacia su dragón, que reaccionó desplegando un poco sus finas alas negras, dejando visible una especie de silla de color blanco marfil colocada sobre su espalda.

– Mi nombre es Achlys.

Dijo la joven antes de subirse al lomo del reptil con insólita agilidad.

– ¿Te vas?– preguntó Zahert con voz temblorosa e insegura.

Ella asintió, y su larga cabellera azabache se fundió con el color del cielo.

– Pronto vendrán seres más peligrosos que esos. No deseo encontrármelos. Tú deberías hacer lo mismo – aconsejó con un tono de voz carente de emoción.

El muchacho comenzó a temblar. Había llegado a pensar que no habría por la zona ninguna bestia más temible que los extraños lobos, denominados Kerberos por Achlys. El hecho de tener que seguir huyendo tras ser salvado se le antojaba, simplemente, irónico.
Comenzaba a barajar sus posibilidades de supervivencia en esos oscuros y yermos parajes cuando se percató de que la dragona no se había movido ni un ápice; seguía estática en el mismo lugar. Alzó sus ojos y comprendió.
Se aproximó a Valag con cautela y rozó sus lisas escamas con la punta de sus dedos. Al ver que el animal no reaccionaba, Zahert trepó hasta la silla situada sobre su lomo con torpeza y, una vez acomodado allí, sintió como todo el cuerpo de la dragona se estremecía a la vez que esta exhalaba una especie de suspiro.
Valag extendió sus grandes alas y comenzó a batirlas con fuerza. Cuando el enorme cuerpo del reptil comenzó a elevarse Zahert decidió aferrarse a la silla con todas sus fuerzas y no soltarse jamás. Cuando quiso darse cuenta ya volaban a más de cien metros.

– Te explicaré donde estás –murmuró Achlys cuando la dragona se estabilizó.

El joven no pudo ni asentir, pero ella, ignorando su mareo, prosiguió.

– Este lugar – comenzó, mientras hacía un gesto circular con el brazo, indicando que abarcaba todo lo que los rodeaba– es lo que se conoce como Mundo oscuro. Aquí vienen a parar los demonios que son desterrados del Mundo.

Zahert tensó todos los músculos de su cuerpo y adoptó una expresión grave, pero la extraña no lo vio.

– También, en algunas ocasiones, seres que no son malignos llegan a este lugar.

El joven se relajó, sintiendo que ella dirigía este comentario hacia él, pero Achlys no hizo ninguna clase de comentario al respecto.

– De todas formas, sea cual sea el ser que acabe en este lugar, acaba siendo destruido. Para eso están los Kerberos – una siniestra sonrisa afloró en los labios de la joven–. Y para los que logren huir están los Hunter.

El muchacho pareció interesado, puesto que olvidó su mareo y se inclinó hacia delante con curiosidad.

– ¿Hunter?– repitió paladeando el sonido de la palabra –. ¿Qué hacen?

Achlys giró la cabeza hacia atrás para tener contacto visual con él.

– Sencillo, ¿no? Exterminar a todos los demonios que no son eliminados por los Kerberos.

Zahert le sostuvo la mirada con seriedad. Los ojos color carmesí de la muchacha lo examinaron unos segundos. Después, ella regresó su rostro hacia adelante.
El chico tardó unos minutos en atreverse a hablar de nuevo. Aquella joven lo ponía nervioso.

– ¿A dónde vamos? – preguntó en cuanto logró reunir el valor suficiente.

– A la sede de los Hunter –un leve timbre de ilusión pareció aflorar en la voz de Achlys–. Mañana ingresaré en sus filas.

– ¿A la sede? ¿Quieres decir que estarán allí todos los Hunter que existen?– interrogó Zahert con un inocente e inofensivo tono de voz.

Ella asintió.

– Prácticamente.

Atravesando la oscuridad de la eterna noche del Mundo oscuro volaba un dragón negro. Sobre su lomo había dos personas. Una de ellas, una chica, tenía la vista fija en el horizonte; el otro, un muchacho que se sentaba tras ella, dibujaba en su joven rostro una sonrisa que, rodeada de sombras, parecía más tenebrosa que la luna roja que brillaba en el cielo.




Bueno... No hay más XD Ah... Por si acaso... Si no sabeis como pronunciar el nombre de la tía, os recomiendo que useis "sh" en vez de "ch" (Ashlys) que es más fácil de decir y suena mejor... ¡¡Un saludo!!


Última edición por Sheegariel el Jue Oct 08, 2009 12:19 am, editado 4 veces
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Mensaje  Dekiru Lun Mar 23, 2009 1:33 am

Bueno... Lo cierto es que me ha gustado. Me gusta leer y no se me ha hecho pesado. A ver como continúa esto...
Lo cierto es que el último párrafo me dejó desconcertado. Has conseguido que quiera saber más XDD
Me cae bien Achlys. Parece seria y responsable y... ligeramente diabólica... XDD Parecía que estuviera insinuando que quería matarlo (Lo hacía, no? XD)
En fin. No me alargo más ^^


Última edición por Dekiru el Miér Abr 01, 2009 3:51 pm, editado 2 veces
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Mensaje  Gray Miér Mar 25, 2009 12:29 am

Por fin puedo pasarme xD
Bueno, aunque sea la segunda en comentar xD, ya había leido el fic, y antes que todos los foreros xDD.
Como ya te dije, el fic me gustó. Ya sabes lo que pienso de los "suavizantes" y de las comas, así que me lo ahorro-aunque lo de las comas es desde mi punto de vista, sólo es una opinión xD. Lo de los suavizantes ya no, a fin de cuentas, opinamos lo mismo XD-.
Los personajes ya sabes que me gustaron. Zahert me cae bien, aunque ya me hayas dicho que no es Luke XDD; y Achlys es adorable xD, me encanta, tan seria y, aparentemente, responsable XD.
Concuerdo con Dekiru, el último párrafo te deja con la intriga xD- y eso lo digo aún sabiendo unas cosas más xD, es lo que tiene ser amiga de la escritora xDD-.
Bueno, a ver cuando acabas la segunda parte y la subes XD-o me la enseñas XDD-.
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Mensaje  Thobari Ryo Sáb Mar 28, 2009 2:24 am

q waaay!! mundo oscuro! y una gran dragona negra *O* y oh dio mio! los Kerberos!! gaaa *¬* me gusta u,u XDD enserio me gusta mucho
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Mensaje  Nenegi Sáb Mar 28, 2009 8:07 pm

Ya había escuchado hablar de esta historia XD, me ha encantado!!! Representas el mensaje muy bien, es como sí mientras lo lees estuvieras en él, ojalá pudiera escribir por lo menos la mitad de bien que tú! sigue así, espero que llegues a ser de las mejores escritoras frustradas del mundo
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Mensaje  -L- Mar Abr 07, 2009 1:56 am

Me gusta como escribes ^^ Y como dicen por ahí, ese último párrafo es matador, quiero maaaaás >____< Me ha parecido interesante y entretenido. Quiero ver qué pasa con Zahert...
-L-
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Mensaje  Sheegariel Mar Abr 07, 2009 4:21 pm

Pues venga... Pondré el 2º capi... No me importa recibir críticas, ¿eh? (En realidad sí, pero me lo callo)
Ahí os va!! Si algo no os gusta me lo comentais...
Espero que nadie se crea que he copiado a Ryo por la razón de que aquí tambien haya demonios ;_; Os juro que no lo sabía mientras escribía esto ToT...



Capítulo 2

No llevaban ni una hora volando cuando vieron la sede a lo lejos. Era una especie de mansión construida en piedra que tenía cuatro altas torres rematadas en punta en las esquinas. El tejado estaba hecho de un material similar al cristal, pero de color negro, que, en ocasiones, reflejaba la luz de la luna creando destellos rojizos sobre su superficie.

– ¡Estamos llegando! – exclamó Zahert en cuanto vio el majestuosos edificio.

Achlys no se volvió para ver su emocionada expresión, pero sonrió para si. No se esforzó en explicarle al chico lo equivocado que estaba.
Tras unas dos horas más de vuelo, en las que el intercambio de palabras fue más bien escaso, Zahert ya estaba harto de ver la sede a la misma distancia. En todo ese tiempo Valag no había dejado de volar, pero la mansión continuaba en el mismo lugar. Parecía que huía de ellos a la misma velocidad a la que avanzaban.

–¿Qué pasa aquí?–preguntó finalmente el joven con cierto malhumor–. ¡No llegamos!

Achlys asintió con lentitud, como si pensase en otra cosa mientras lo hacía.

– Es un efecto óptico– murmuró–. Nos acercamos, pero da la impresión de que no es así …– se detuvo unos segundos antes de proseguir. Parecía que ella misma se estuviese cuestionando si lo que decía era cierto o no–. Llegaremos pronto.

Zahert se inclinó un poco hacia atrás para acomodar su cansado cuerpo, pero, nada más hacer esto, las palabras de la joven fueron corroboradas.
La escasa luz de la fantasmagórica luna se apagó. El cielo, la tierra y el propio cuerpo de los muchachos parecieron fundirse en uno; girando en círculos cada vez más veloces y de menor diámetro.
El chico se mareó en cuanto esto comenzó a suceder. Veía como el espacio de su alrededor se distorsionaba y los colores se mezclaban. Pensó que caería al vacío y alargó una mano, instintivamente, tratando de aferrarse a algo. Notó como sus dedos rodeaban el brazo de la chica y, de pronto, todo dejó de moverse y su malestar cesó.
Habían llegado a un lugar diferente. La sede se encontraba a menos de medio kilómetro y estaba rodeada de enormes y majestuosos árboles cuyas ramas se alzaban, imponentes, buscando la luz del enorme sol rojo que brillaba en el cielo y lo teñía de un color anaranjado.
Luz. Zahert apretó los ojos deslumbrado por la luminosidad del extraño sol.

–¿Te encuentras bien?–preguntó la chica sin mostrarse preocupada.

–Hacía mucho que no veía la luz …–respondió él con un gruñido; después, entreabrió los ojos con lentitud.

Achlys lo miraba. Él joven la había agarrado en el momento en el que habían superado el límite de la barrera que protegía la sede y, ahora, sentía sus fríos dedos rodeando su muñeca con fuerza. Lo examinó con sus ojos de fuego. Era un joven delgado y de piel pálida, como si la luz del sol no lo hubiera tocado en meses. En su rostro, medio aniñado, las horas de sueño brillaban por su ausencia y, sobre sus ojos dorados, caían desordenadamente mechones de descuidado cabello, negro como la más oscura de las noches. La mano que la había sujetado estaba teñida de sangre seca、al igual que su camiseta.

Cuando Zahert se percató de que Achlys lo miraba, la soltó y retiró la mano algo alarmado.

–Lo siento– se apresuró a disculparse y, al instante, cambió de tema–. Bueno, ¿bajamos o qué?

Achlys asintió y, tras lanzarle una profunda mirada, ordenó a la dragona que bajase. Valag plegó momentáneamente las alas y, al instante, comenzó a caer en picado. El suelo se aproximaba a una velocidad alarmante y, en esos momentos, Zahert se alegró por primera vez de no haber comido nada en los tres días anteriores. Quiso gritar, pero no tardó en percatarse de que su voz se había quedado varios metros arriba, donde el pesado cuerpo del reptil había comenzado a descender.
Cuando casi podía contar cada uno de los hierbajos que crecían en el suelo, las alas de Valag se abrieron de forma oportuna y, con un fuerte movimiento, su vuelo se estabilizó.

– ¡¿No podía haber bajado de otra forma?!– preguntó el chico con un sonido estridente, más parecido al graznido de un pájaro que a una voz.

Una sonrisa afloró en los labios de la joven.

– Supongo que sí– admitió divertida.

Zahert ya no se vio con fuerzas para responder. No pronunció ninguna palabra más hasta que Valag aterrizó ante la enorme puerta de madera de la sede. Una vez sucedido esto, se apresuró a bajarse de su lomo poco seguro de que las piernas lograran sostenerlo y, cuando sintió la tierra firme bajo él, decidió que no le gustaba volar.

– Por fin …– logró intercalar las palabras de alivio entre un suspiro.

Achlys bajó tras él con una naturalidad que lo alarmó. Decidió que más tarde le preguntaría si acostumbraba a hacer esas cosas. Luego, más tranquilo, centró sus ojos en el enorme edificio que tenía delante. Una traviesa sonrisa se dibujó en sus labios.

La joven avanzó hacia las puertas sin hacer caso a Zahert y, cuando estuvo lo suficientemente cerca, estas se abrieron lentamente dejando escapar un irritante chirrido.
Un joven apareció tras la puerta. Tenía el pelo corto, de color castaño, vestía una sencilla armadura de cuero y, en la mano, llevaba una larga lanza que movía con torpeza; con la que golpeó el techo al intentar salir al exterior.

– Bienvenida– balbuceó cuando consiguió plantarse ante Achlys.

– Llévame ante el Maestro– pidió ella, sin detenerse en nimiedades.

El joven centinela pareció ponerse nervioso. Miró a la chica con sus grandes ojos mientras se apresuraba a negar con rapidez.

– No, no puedo hacer eso– se disculpó al instante–. El Maestro está ocupado en estos momentos. Talos la recibirá.

Tras explicar esto se encogió de forma instintiva, pareciendo todavía más pequeño, como si esperara que ella le gritase. Achlys no se inmutó.

– ¿Talos? De acuerdo. Llévame ante él.

La joven dio un paso hacia adelante y, entonces, el muchacho vio a Zahert.

– ¿Quién es él?– preguntó a Achlys con la voz entrecortada, pero sujetando con fuerza su lanza.

El aludido ni siquiera abrió los labios. Permitió que Achlys respondiese por él.

– Dice llamarse Zahert– su tono de voz se volvió seco de pronto–. También pasará a ver a Talos.

El centinela asintió y se hizo a un lado para dejarlos pasar. Achlys y Zahert entraron en el edificio seguidos por el joven y su mirada escrutadora.

– ¿Cuál es tu nombre, muchacho? – preguntó Zahert sin detenerse a mirarlo.

El centinela clavó su mirada en la nuca de Zahert y titubeó.

– Du-Dustin, señor …

Zahert sonrió para si.

– Ya veo …

El centinela los llevó por una serie de enrevesados pasillos adornados con cientos de cuadros y lujosas cortinas que tapaban la vista exterior. Pasaron ante varias habitaciones sin pararse en ninguna y, finalmente, se detuvieron ante una enorme puerta de dos hojas.
Dustin se adelantó y golpeó la madera dos veces. Una voz dio permiso para entrar y, entonces, el centinela les hizo una educada reverencia.

– Les dejo aquí– dijo antes de retirarse.

Achlys alargó su mano hacia la puerta y la empujó con sutileza, sin hacer ninguna clase de sonido al arrastrarla. La puerta, mansa, se dejó llevar por la muchacha, descubriendo una amplia habitación redonda con las paredes y el suelo de mármol blanco. En el centro de la sala había una mesa con la misma forma a la que se sentaban varias personas, que se volvieron hacia los recién llegados antes de que estos entraran.
Un hombre joven se levantó al verla. Parecía furioso. Tenía los músculos de la mandíbula apretados y sus fríos ojos azules fulminaron a la muchacha. Llevó una enguantada mano a la empuñadora de la espada que pendía de su cintura y caminó hacia ella con largas zancadas.

– ¡Achlys!

Achlys parecía asustada. Cuando el hombre se puso a su lado y agarró su antebrazo no pudo evitar soltar un quejido de dolor.

– ¿Qué sucede, Talos?– preguntó con inseguridad.

El hombre frunció el ceño.

– Tenías que haber regresado hace dos días– le reprendió de mal humor.

– Lo siento, Talos …– Achlys bajó la cabeza, sumisa–. No volverá a suceder.

Talos la soltó y revolvió su cabello rojo con una mano algo más tranquilo. Cuando alzó de nuevo la vista y sus ojos se encontraron con Zahert pareció enfurecerse de nuevo.

– ¡¿Quién eres tú?!– preguntó al joven con agresividad.

Zahert no se molestó en responder. Achlys miró a Talos algo atemorizada y balbuceó lo demandado.

– Es Zahert … Lo encontré y …

– ¡Silencio!– Talos la hizo callar con un grito–. Quiero que sea él quien me conteste.

Se mantuvieron en silencio unos segundos. Después, el hombre caminó hacia Zahert y aferró su garganta con la mano, levantándolo del suelo con facilidad mientras acercaba sus rostros con una amenazadora expresión.

– He dicho que quiero saber tu nombre, demonio– instó Talos con repentina tranquilidad.

– ¡¿Demonio?!

Todas las personas de la habitación se levantaron de un salto y se pusieron alerta. Achlys se limitó a dar un par de pasos atrás mientras abría mucho los ojos con consternación.

Talos apretó más la garganta del chico, que trató con anhelo de buscar aquel aire que no lograba inspirar.
En la habitación circular todas las miradas estaban fijas en la expresión de dolor del joven de cabello negro que, elevado a bastantes centímetros del suelo por un hombre pelirrojo, trataba de respirar con todas sus fuerzas. A un lado, Achlys también miraba a ese muchacho, pero su mirada sólo estaba clavada en los blancos colmillos que asomaban tras la mueca de sufrimiento que este tenía. Se preguntó si esos colmillos habrían acabado alguna vez con alguna vida.
Bajó la mirada al suelo intranquila y desechó esas ideas de su mente. Realmente, no quería saberlo.
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Mensaje  Gray Mar Abr 07, 2009 4:56 pm

Primera, tanto en postear como en leerlo XDD.
Bueno, ya te dije que me gustó mucho. Los personajes me encantan y, personalmente, adoro a Zahert (me da igual todo lo que me has dicho XD, tú y yo nos entendemos XD) es monísimo XDD. Achlys también me encanta, tan seria aparentemente XD. Ahora bien, por mucho que adore a Zahert, tengo que decir que, cuando le pregunta el nombre a Dustin, da mal rollo XDD (y cuando Talos lo coge por el cuello me da pena XD). Talos me parece un bestia XDD, por Dios, pobre Zahert. Que sí, que es normal que se ponga así xD, pero igualmente lo veo un bruto XD.

Bueno, espero al tercera parte, y no creo que nadie piense que has copiado a Ryo, a fin de cuentas, son historias bien diferentes XD. Ale, suerte con lo tuyo >W<.
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Mensaje  Thobari Ryo Miér Abr 08, 2009 1:44 am

wey! me gustó esta parte, zahert tiene colmillos! eso me gusta *W* i love colmillos! XD y Talos...parece un chulo ._. we supongo q es su naturaleza ruda XD y Achlys baah mucho ruido y pocas nueces u,u XDD

de la forma de escribir no teng ndad q decir,muy pulcra y cuidada y agradable.

el proximo! ò.o XD
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Mensaje  Dekiru Vie Abr 17, 2009 12:54 am

Venga... Ahora que he vuelto te comento para que no te pongas triste XD Que se que me echabas de menos...

Pues... ¿Qué quieres que te diga? El capítulo me gustó ^^ El Talos ese es algo bestia (como todos han dado a notar) y Zahert me cae bien... Pero no puedo decir mucho más hasta que sigas subiendo XDDD

No pierdas las fuerzas... Procuraré leerlo siempre, aunque tarde... ¿Vale? ^^
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Mensaje  Nenegi Dom Abr 19, 2009 12:13 pm

Bueno... me toca a mi, no sé... Me encanta! Zahert y Achlys me caen genial! Sobre todo Zahert, es tan majo.
Y coincido que Gray en que Zahert da mal rollo cuando pregunta el nombre a Dustin. Y sobre Talos, me parece el típico bestia que se cabrea por cualquier cosa, a mi no me parece normal que se ponga así por eso.

Espero impacientemente al 3 capítulo, y espero que mantegas ese don tuyo.
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Mensaje  Sheegariel Jue Mayo 28, 2009 2:49 pm

Y tras más espera que la que te hacen pasar cuando vas al médico de "urgencia" Que es bastante ... ¡¡Capítulo 3!! (Que no subí por vagancia, porque lo tengo desde hace algun "buf!")


Si a alguien le molesta que aparezcan palabras malsonantes ... ... Pues a mi "plim" XD

Capítulo 3


Zahert intentó librarse de las manos del hombre, que lo tenía asido por el cuello, pero, por mucho que forcejeó, sus brazos no tenían la fuerza suficiente.

– ¿Cuál es tu nombre, demonio? – repitió Talos con una oscura sonrisa.

– No … No puedo hablar … No respiro … – pese a su estado, Zahert fue capaz de replicar, esbozando una sonrisa que se asemejaba más a una mueca que a otra cosa.

Talos soltó una carcajada y apretó con más fuerza la garganta de Zahert.

– ¿Crees que me importa acabar con tu vida, monstruo impertinente? –preguntó sin dejar de sonreír–. Me entreno para acabar con vosotros. Sólo estaré cumpliendo con mi trabajo.

Zahert alzó las cejas, altivo.

– No sé si te importa o no acabar con mi vida, pero … No me considero un monstruo, humano– Zahert hizo hincapié en esta última palabra con deleite.

Talos enrojeció de furia y, sin bajar al chico en ningún momento, empotró su cuerpo contra una pared con fuerza. Zahert cerró los ojos y dejó escapar un alarido de dolor. Ninguna de las otras personas de la sala hizo ademán alguno para ayudarlo.

– ¡No estás en posición de contestarme, demonio! –gritó el hombre lleno de ira.

En ese momento, valiéndose de la pared, Zahert se impulsó hacia delante y lanzó su mano, al final de la cual amenazaban cinco afiladas uñas, contra el rostro de Talos. La garra alcanzó la piel, haciendo que Talos retrocediese un par de pasos.

Talos se llevó las manos al lugar donde las garras lo habían alcanzado y Zahert aprovechó para alejarse de él con inusual agilidad. Todos los hombres que había en la habitación se pusieron en guardia, pero, no llevaban armas. Parecían haber pensado que en el interior de la Sede estarían a salvo de cualquier amenaza.
Zahert no esperó más. Antes de que nadie pudiera hacer nada, corrió hacia la puerta y la abrió con un brusco tirón. Al otro lado no había nadie. Agradeció su buena suerte en voz baja y se internó en los pasillos de la Sede con largas y veloces zancadas, sin hacer caso a sus cansadas piernas, que imploraban descanso.

Achlys permanecía inmóvil. Su piel había palidecido tras la extraña escena que acababa de presenciar. Dirigió sus ojos hacia Talos, que contaba con dos sangrantes cortes diagonales atravesando su rostro de manera superficial, y este le devolvió la mirada con furia.

–¡¿Dónde está ese capullo?!– gritó lleno de cólera.

– Ha huido– uno de los hombres contestó esto mientras se pasaba una mano por su larga barba marrón.

Talos apretó los puños con fuerza.

– Achlys, ¿por qué has traído aquí a ese monstruo?– preguntó, conteniendo toda su ira.

La muchacha vaciló.

– Me pareció … inofensivo– murmuró.

Talos se giró, dando la conversación por zanjada. Limpió la sangre de su rostro y se dirigió al que parecía ser el más joven de los hombres presentes.

– ¡Tiago! Ve a avisar al maestro de que un demonio se ha colado en la Sede. Él se encargará de llamar a todos los hunter disponibles.

El nombrado asintió y salió a toda prisa de la habitación para cumplir con la misión asignada. Tras dar su primera orden, Talos se giró hacia los otros hombres, que permanecían en la sala hablando entre ellos con preocupación.

– Vayan a buscar sus armas, caballeros. No sabemos como de peligroso es ese joven demonio.

Todos salieron de la sala con excesiva lentitud, como si su antigua preocupación se hubiese esfumado por completo, dejando solos a Talos y a la muchacha. Achlys no necesitó palabras para comprender que él la obligaría a cooperar, a pesar de que ella no era hunter.

– ¿Qué he de hacer, Talos?– preguntó sin esperar a que él hablase.

Talos no pudo evitar sonreír ante la iniciativa de la muchacha.

– Ve a vigilar la sala de la Puerta– le indicó.

Ella asintió condescendiente. Después, al igual que todos los demás, salió de esa habitación. En ella tan sólo quedó Talos, cuya expresión de ira había sido sustituida por un ligero temor. Deseó que Zahert no fuera quien él pensaba; de ser así, podrían tener serios problemas.

0 0 0 0 0 0

Los hunter se pusieron en marcha. Tan sólo había diez en la Sede en ese momento, sin contar a Talos, pero se repartieron de forma que pudieran rastrear una zona mayor. Objetivo: “capturar al intruso”.

Mientras tanto, Zahert caminaba por un largo pasillo. Su sonrisa parecía ensancharse más cuanto más se adentraba en él. Pronto atisbó la habitación que estaba buscando. Rió en voz baja: solía estar vigilada, pero, probablemente, todos estarían buscándolo a él. Nadie se preocuparía por ese lugar.



O eso pensaba él.

– ¡Detente!– la voz de Achlys lo obligó a girarse.

La muchacha llevaba una espada firmemente sostenida entre las manos.

– Detén tu avance y entrégate– ordenó–. No quiero herirte …

Zahert sonrió de nuevo y dio dos pasos hacia ella.

– Primer error. Nunca muestres a un enemigo tus sentimientos.

– ¡No te acerques!– gritó ella de nuevo, autoritaria; tal vez asustada–. Simplemente entrégate. Ponte de rodillas en el suelo.

Zahert meneó la cabeza sin borrar su sonrisa, tras la cual asomaban sus blancos y afilados colmillos.

– ¿Crees qué voy a hacer lo que me ordenas? Mira … –dijo mientras señalaba la puerta que había a su espalda–. En esa habitación se encuentra el único portal de este mundo que puede llevarme de vuelta al mundo normal. No puedo desaprovechar algo así. Compréndelo.

Achlys blandió la espada con más fuerza, tratando de intimidarlo, pero sus manos habían perdido firmeza. Una gota de sudor frío resbaló por su mejilla.

– No … No quiero herirte …– repitió ella, pero sus palabras ya no tenían credibilidad alguna.

Zahert, ignorándola, se volteó y continuó su avance hacia la puerta. Achlys apretó los dientes adquiriendo una nueva determinación y cargó contra él sin vacilar.

La espada voló por los aires, partida en dos. Cuando Achlys de percató de su situación, estaba tirada en el suelo y tenía a Zahert sobre ella. Una seria expresión se reflejaba en sus ojos dorados.

– ¿Qu-qué haces?– susurró ella, atemorizada.

Zahert sonrió. No era una sonrisa alegre.

– ¿Tú qué crees?

El semblante del demonio se oscureció. Zahert alzó una manó amenazadora, como si estuviera mostrando a la muchacha sus afiladas garras, y la acercó a su pálido rostro.

– Que tú no quieras herirme no significa que yo vaya a hacer lo propio– siseó él–. Has intentado matarme y ahora te considero mi enemiga. Debo deshacerme de ti.

El cuerpo de Achlys comenzó a temblar. En ningún momento se había parado a pensar en la muerte. Ahora, cuando la tenía al alcance de la vista, se daba cuenta de lo aterradora que era. Los ojos del joven no mostraban piedad alguna. Sabía que ese era su final, pero no podía aceptarlo. No había tenido tiempo de hacerlo.

Zahert se disponía a acabar con la vida de la muchacha cuando vio dos lágrimas asomando en sus ojos. Se detuvo. No quería matarla. Ella estaba en problemas por su culpa, no merecía morir; al menos no en sus manos.
Más lágrimas brotaron de sus ojos. La chica tampoco deseaba morir. Zahert retiró la mano y la cerró, ocultando sus garras de la vista de Achlys.
Se apartó de ella con lentitud y la miró a los ojos. La muchacha se apresuró a ponerse en pie y alejarse varios pasos, aterrorizada. Entonces, para su sorpresa, Zahert se arrodilló, colocó las manos sobre sus piernas y clavó los ojos en el suelo.

– Me entrego … –anunció –. Mátame, si es ese tu cometido.

Ella negó, algo asustada todavía.

– No te mataré. Tan sólo te harán ver al maestro– musitó.

Zahert, desde el suelo, volvió a sonreír. El largo pasillo quedó en silencio unos segundos. Achlys paseó sus ojos de fuego por las paredes, intentando no posarlos sobre el demonio. Pasados unos minutos éste habló de nuevo. Su jocoso tono alarmó a la muchacha.

– ¿Al maestro? – una terrible carcajada salió de su boca –. Si voy a ver al maestro … Puedo prepararme para morir.

Y, por mucho que lo intentó, Achlys no logró comprender el significado de sus palabras
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Mensaje  Thobari Ryo Jue Mayo 28, 2009 5:37 pm

Hey por fin! me gustó este capi! mucho mucho, zahert mola al fin y al cabo XD peor es muy sensiblon u,u XD wey pues al siguiente!

am,por cierto,ya puedes borrar lo que sobra en el título que ya no hay un mínimo de 10 caracteres.
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Mensaje  Gray Sáb Jun 06, 2009 1:59 am

No sólo tardo en leerlo para que lo postees, ¡hasta tardo en comentar! XD
Bueno, ya te dije por messenger mis opiniones de la historia (además de revisarla como si fuera un beta-reader XD) pero las repito.
Primero, adoro a Zahert ù.u.
Segundo, me encanta que sea un demonio con colmillos *OOO* y la forma en la que se entrego... <3333 es un encanto *OOO* tan achuchable XDD (nah, no es achuchable XDD).
Tercero, la trama mola (¿Lo tercero que comento es la trama o_oU?)
Cuarto, no me gusta Talos XDDD

Y bueno, tras este profundo analisis (¿? ¿profundo XD?), me despido XD. Sigue subiendo ò.o.
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Mensaje  Dekiru Lun Jun 08, 2009 7:21 pm

¡¡Sigue!! ¡¡Sigue!! ¡Te insto a seguir! Ò_O ¡Venga, Sel! XDDD
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Mensaje  Sheegariel Lun Jun 08, 2009 7:24 pm

Sel tu madre ¬¬ XDD No, es broma ... Pero llámame Sheegariel, no Sel.

Aquí pongo el 4 ... Es algo menos movidito, pero espero que no os importune ... ¡Voilá!

Capítulo 4



– ¡¡Entra!!

La potente voz de Talos, acompañada de un fuerte empujón, hizo que Zahert atravesara la enorme puerta de doble hoja que tenían delante. Talos lo siguió; y tras él, algo cohibida, avanzaba Achlys.

La habitación era cuadrada. En la pared opuesta a la puerta, un grupo de escalones se iban sucediendo. Sobre el último, el quinto, más ancho que el resto, se colocaba una especie de trono metálico. Una alfombra alargada de color negro atravesaba las blancas baldosas y subía, uno a uno, los escalones, perdiéndose bajo el trono. La sala estaba vacía, a excepción del susodicho trono y de las seis sillas que estaban agrupadas a los lados, tres en cada uno, pegadas a la pared; vacías.
Del techo, también blanco, pendía uña lámpara de araña cuyas patas finalizaban en un círculo brillante cuya luz iluminaba la estancia creando algunas sombras en los rincones. No había adornos, no había cuadros ni ventanas; tan sólo un anciano que descansaba sobre el respaldo del trono metálico, enhiesto, erguido; mirando hacia los recién llegados con tranquilidad.

– Señor… ¬–Talos habló tranquilo, casi dócil, a la vez que hincaba la rodilla en el suelo y agachaba la cabeza con sumisión. Achlys lo imitó. Zahert, sin embargo, permaneció en pie, con el semblante sombrío y las manos atadas a la espalda con gruesas cadenas.

El anciano no se movió. Tenía los ojos claros y tanto el largo cabello como la barba que ocultaba sus labios eran blancos como la nieve. Su frente se llenó de finas arrugas cuando percibió la presencia del demonio, pero, si bien estaba alterado, no lo dio a entender.

– Bienvenidos – dijo con tono neutro –. Me han avisado de lo sucedido. Talos, infórmame.

Talos asintió y se levantó. Al estar cerca de aquel hombre parecía sentirse más pequeño, pero logró sobreponerse y su voz salió con fuerza.

– Hace unas cuatro horas, la señorita Achlys Cyril llegó a la Sede acompañada de un demonio. En principio parecía un ser insignificante, pero, puesto que logró llegar hasta aquí, lo clasificamos de peligroso. También consiguió acabar con la vida de uno de los Kerberos, cuando incluso a un Hunter de nivel medio le sería complicado burlarlos- se detuvo un momento y miró a Zahert. Luego prosiguió-. Llegó a la sala dónde se guarda la Puerta sin demasiadas dificultades, lo que nos pareció sospechoso. Afortunadamente, la señorita Achlys Cyril logró reducirlo antes de que escapara del mundo oscuro.

Talos terminó de hablar y carraspeó antes de detenerse a la espera de respuesta. El anciano que los observaba, el Maestro, lanzó una interesada mirada a la chica.

– Señorita Achlys Cyril, ¿no es así?

Achlys asintió con torpeza y se puso en pie. Zahert miraba la escena con una divertida mirada, como si eso fuese totalmente ajeno a su persona.

– ¿Cuántos años tienes, muchacha?

Achlys balbuceó unos segundos, consciente de que estaba hablando con el miembro más importante y poderoso de los Hunter.

– Diecinueve años –respondió con la voz más potente y segura que pudo pronunciar.

El anciano asintió un par de veces antes de retomar la palabra. Parecía tomarse con calma hasta las situaciones que requerían atención inmediata.

– ¿Eres Hunter?

La muchacha se apresuró a negar varias veces, haciendo que su largo cabello ondease acompasado a sus movimientos. Talos la interrumpió antes de que llegara a hablar.

– Es la hija de mi hermano Rhodes. Vino aquí con la intención de convertirse en Hunter.

Achlys afirmó rápidamente, nerviosa, pero el Maestro no parecía tener más que decirle a ella. El anciano cambió en ese instante su mirada de lugar. Sus claros ojos se elevaron de la joven para posarse con sumo cuidado en la pálida piel de Zahert, que también lo miró. Se observaron unos segundos y entonces, para sorpresa de Talos y Achlys, el maestro se levantó y se acercó a ellos con veloces pasos. Se detuvo a escasos metros y examinó a Zahert de arriba a abajo mientras su semblante se teñía de blanco por segundos. Cuando habló su voz sonó quebrada, como una piedra que se resquebrajaba poco a poco.

– Zarek… – siseó sin fuerza al reconocer las facciones del muchacho, que sonrió mostrando sus colmillos.

– Veo que te acuerdas de mí, Eldwin, viejo amigo –rió Zahert, haciendo que el rostro del Maestro enrojeciera de ira.

– Zarek… Pensé que habías muerto – el Maestro pronunció estas palabras como si, de alguna forma, se sintiera desdichado por no ver cumplido este hecho.

– Ya ves que no – Zahert exhibió una vez más sus afilados y blancos colmillos con aire burlón –. Pero parece que el tiempo no ha pasado igual para los dos –añadió echando una ojeada al anciano.

El Maestro gruñó, sobresaltando a los dos jóvenes que miraban la escena sin comprender. Talos carraspeó, tratando de atraer la atención sin parecer maleducado.

- Señor… ¿Conocíais a este joven demonio maleducado? –preguntó con cierta cautela, esperando no causar ninguna clase de rechazo.

El anciano frunció el ceño y asintió con lentitud, sin dejar de clavar su furiosa mirada en Zahert.

– Me vi obligado a luchar contra él años atrás –susurró con desagrado.

Talos y Achlys lo miraron impresionados. No imaginaban a ese anciano combatiendo contra un demonio como Zahert. El Maestro no dejó de hablar. Inspiró profundamente y, mientras las palabras salían, de su boca, parecía rememorar viejos tiempos.

– No hay tiempo para explayarse – murmuró –. Todo comenzó hace unos sesenta años…

– Setenta –interrumpió Zahert –. Setenta años, dos meses y veintitrés días.

Talos lo obligó a callar con una mirada furibunda, pero Achlys no pudo evitar clavar sus curiosos ojos en él. Zahert le sonrió y ella regresó su mirada hacia el Maestro con desagrado.

– Setenta años, sí – el Maestro regreso al hilo perdido con voz sosegada – Hace setenta años conocí a Zarek.

Nuevamente fue interrumpido por el grito ahogado de Achlys. El anciano carraspeó mientras Talos dedicaba una severa mirada a su sobrina. En esos momentos nadie hubiera pensado que el demonio que sonreía estaba retenido como posible criminal

– Yo era joven… Fui junto a varios Hunter a acabar con unos malvados demonios que habitaban en una aldea. Se dedicaban a robar, asesinar y cometer muchos otros actos que no podían ser permitidos – murmuró con convicción, sin embargo, el rostro de Zahert se había tornado serio y sombrío –. Cuando casi habíamos cumplido nuestra misión, un demonio acabó con todos los Hunter. Los asesinó uno por uno, sin mostrar compasión ante sus gritos de terror – sus ojos se clavaron en Zahert – Zarek mató a todos mis compañeros.

Se hizo un silencio. La voz del Maestro sonó una vez más.

– Por eso merece morir –sentenció con frialdad.

Al oír sus palabras, Talos no pudo evitar esbozar una sonrisa de satisfacción. Zahert parecía sumido en sus pensamientos, como si esa frase no lo condenase a él. Talos clavó sus ojos en él.

– ¿Ya no sonríes, demonio? ¿No pides perdón por tus crímenes?

Zahert, serio, le devolvió la mirada arqueando una ceja.

– No creo que eso salvara mi vida. Y, aún salvándola, no considero haber cometido un crimen mayor que los Hunter que acabaron con todos mis seres queridos, mi pueblo. Demonios que no habían hecho nada. ¡¿Acaso no es pecado que un humano asesine a un demonio?! – escupió furioso.

Tan sólo Achlys pareció impactada por sus palabras. Talos se limitó a hacer más grande su sonrisa y el Maestro no exteriorizó emoción alguna.

– Razas diferentes… ¡¿Una es mejor que otra?! ¡¿Y quién decide que los humanos dominen?! ¡¿Por qué son ellos los “buenos” y nosotros los “malos”?! – el demonio estaba fuera de si, pero sus palabras no parecían llegar a los oídos de los otros dos hombres. Su voz fue bajando, hasta aparentar frágil y quebradiza –. Si un demonio mata a un humano… Acaban con él, pero si un humano mata a un demonio… Corean su nombre y lo alaban por siempre. Es injusto.

Zahert bajó la cabeza lleno de pesar. Talos se encaró con él y, con aires de suficiencia, soltó una gran carcajada.

– ¡Monstruo! ¡Tú no decides qué es lo justo y lo injusto! ¡Has matado y ahora recibirás tu castigo!

El Maestro pareció pensar unos instantes.

– Encierra al demonio, Talos. Decidiré su ejecución cuanto antes. Es un tema prioritario – dirigió poco después una mirada a Achlys –. Achlys Cyril.

Achlys tensó los músculos de su cuerpo, nerviosa, y prestó atención al anciano.

– Por haber puesto en peligro la Sede y la vida de todos los Hunter que en ella se encuentran y por haber estado a punto de causar la liberación del demonio Zarek, causante de la muerte de cuarenta y cuatro Hunter, también tú mereces un castigo – anunció con solemnidad, haciéndola palidecer –. Ahora te encargarás de vigilar la celda del demonio. Cuando la sentencia esté completa se anunciará tu castigo.

Incluso Talos pareció preocuparse cuando escucho esto, pero no todo el mundo se había puesto nervioso. Una sonriente voz trato de socorrer a la joven.

– No olvides que ella me capturó, Eldwin. No merece un castigo demasiado grande – canturreó el demonio, para sorpresa de todos.

Eldwin, el Maestro, clavó sus fríos ojos en los de Zahert.

– ¿De verdad te capturó? ¿O tan sólo te dejaste guiar? ¿Acaso quieres protegerla? – preguntó.

Achlys sintió que se hacía más pequeña. Podían llegar a acusarla de traición si pensaban que ella y ese demonio estaban aliados. Eso podría conllevar… La muerte.
Zahert negó con jovialidad. Parecía no conocer su futuro y, por lo tanto, permitirse el lujo de hablar como si no fuera más que un huésped.

– Ella me capturó con todas las de la ley. Me inmovilizó e hizo imposible cualquier clase de huída. Me vi obligado a arrodillarme para suplicar por mi vida – mintió fingiendo vergüenza –. Me confié. Pensé que ella era demasiado joven para plantarme cara y no me esforcé. ¿Por qué iba a ayudarla? Odio a los humanos, ¿no?

Achlys se sintió mal recibiendo la ayuda de un demonio al que iban a matar, tal vez por su culpa, pero cuando el Maestro le preguntó si todo eso era cierto masculló un “sí, sí” casi sin darse cuenta.

Tras la improvisada reunión, Talos empujó de nuevo al encadenado Zahert y comenzó a guiarlo hacia los calabozos sin mediar palabra con él. Achlys los seguía, sintiendo que había algo que estaba haciendo mal. En la habitación que dejaban atrás, el Maestro, un anciano de aspecto poderoso, parecía envejecer a cada metro que Zahert se alejaba de él. Parecía como si, de pronto, un gran peso fuera sacado de sus hombros. Cuando los vio salir de su campo de visión, respiró tranquilo y sonrió. Ahora por fin todo estaba bien. ¡Por fin se haría justicia!

Un demonio de apariencia joven era llevado por un Hunter pelirrojo. Su semblante se volvía más oscuro a cada paso que daba. Un pensamiento que atravesó su mente le hizo esbozar una sonrisa amarga. “La justicia… No es justa...”
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Mensaje  Thobari Ryo Lun Jun 08, 2009 10:21 pm

cada vez me cae mejor zahert *¬* yo te apollo Zarek! ò.o la justicia es lo más injusto del mundo y lo de los demonios...me hizo recordar una historieta que hice de satanás...XDU

continua! q zahert cada vez me gusta más
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Mensaje  Gray Miér Jun 10, 2009 9:03 pm

Bua... pobre Zahert... ¿Cómo se le ocurre a Edwin ¬¬? Tsk, bueno a ver que le pasa al pobre... Que por cierto, es un encanto XD. Su último pensamiento (“La justicia… No es justa...”) me encanta *OO* tiene toda la razón. Por cierto, no me gustan los Hunter, al menos los que conozco (excepto Achlyss y el chico de la puerta XD), me parecen unos injustos, pero bueno...
Espero ver pronto el quinto capitulo XD. ¡Ánimo!
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Mensaje  Invitado Miér Sep 09, 2009 2:42 am

En los dos primeros capitulos cada vez que leía la palabra "Zahert" s lo asociaba inevitablemente con un calzonazos.
Ahora Zarek mola <3

Te exijo amablemente y suplicándote de rodillas que lo continues *.*


Dentro de poco haré un fic de hombres lobo y cosas... :3


SheeGa Rulz! ^^
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Mensaje  Sheegariel Jue Sep 10, 2009 11:46 am

XDD Lo de Zahert no eres al primero al que le pasa XDDD Tengo el capítulo 5 casi acabado, pero el ordenador me va algo terriblemente fatal u.u Sólo un poco ... XD De todas formas, procuraré tenerlo pronto terminado.
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Mensaje  Estefano Vie Oct 23, 2009 11:56 pm

Al fin me los he leido todos... ahora puedo decir sin temor a equivocarme que no es que yo escriba mal (que tambien) es que los demas escribiis muy bien.
Se entiende que me gusto ¿no?
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Mensaje  Sheegariel Vie Ago 27, 2010 2:49 pm

Ejem... Había empezado esto hace tiempo, pero por unas cosas y otras no hubo post... Así que lo hago ahora ^^U Espero no rallaros u.u

Tampoco es un capítolo muy movido, la verdad...

Capítulo 5


Con el sonido sordo que hace un cuerpo al caer al suelo, Zahert entró en la celda. Era todo aquello que una buena celda debe ser: fría, oscura, solitaria y vacía; un lugar al que nadie gustaba entrar. Pero en cuanto la puerta chirrió tras él indicando que la salida estaba cerrada, el demonio se irguió y sonrió.

-Tiene buen ambiente, el sitio … -murmuró mientras observaba la prisión como si fuera la casa nueva que acababa de adquirir.

Al otro lado de los barrotes, cruzado de brazos y con una sonrisa atravesando su rostro, un Talos feliz miraba altivo al demonio. Junto a él, Achlys observaba los calabozos con notable asombro, preguntándose tal vez las terribles historias que ocultaban esas paredes que parecían haber sido arañadas con alguna clase de objeto afilado.

Talos se volvió de pronto, dándoles la espalda. Parecía conforme con la situación.

-Achlys, encárgate de vigilar al demonio hasta que decidamos que hacer con él- murmuró mientras se alejaba-. Si el maestro ve que te esfuerzas, seguramente no será muy duro contigo.

Achlys asintió sorprendida por el repentino mensaje y, cuando se giró hacia Talos para añadir algo, el hunter ya no estaba allí.

- Veo que nos hemos quedado a solas, pequeña … - la voz de Zahert resonó repentinamente en todo el lugar; clara y despreocupada.

La muchacha regresó su mirada hacia él con ciertas reservas. Desde que se había encontrado a ese demonio habían pasado muchas cosas desagradables. Él parecía no tener una personalidad estable, por lo que Achlys no sabía que estado de ánimo tendría él en ese momento; y tampoco quería tantearlo o aventurarlo con preguntas.

- Venga, mujer, no me mires así. No puedo hacerte nada- Zahert sonrió mostrando sus afilados colmillos-. ¿No ves qué estoy encerrado?

Achlys asintió. Realmente era improbable que él, atrapado tras unos barrotes y con las manos atadas por cadenas, pudiera hacerle daño en ese momento, pero él seguía hablando como si aquello fuera un juego.

Zahert soltó un bufido al observar la reacción de la muchacha.

- ¿No vas a decir nada? Cualquier cosa me vale. Desde un “muérete, monstruo” hasta un “gracias por salvar mi insignificante vida humana”.

Pese a la aparente frialdad de sus palabras, habló con un tono informal y amigable que hizo parecer que bromeaba con una amiga. Achlys titubeó unos segundos. Luego habló.

- Eres alguien extraño …

Sus palabras sólo consiguieron que Zahert sonriese con más ánimo.

- Muchas gracias. Supongo que puedo considerarme extraño- calló unos segundos para sentarse en el suelo con las piernas cruzadas. Luego clavó sus ojos dorados en los de la chica-. ¿Me traes comida? Llevo varios días sin comer.

La joven enarcó una ceja y su mirada se tornó desagradable de pronto, como si acabara de recordar cual era el rol de cada uno de ellos.

- ¿Acaso te crees que estoy aquí para servirte? -lo fulminó con los ojos-. Estás encerrado y condenado a muerte y yo he de vigilarte. No me han dado órdenes de traerte comida y no lo haré.

Zahert estiró su cuerpo, desperezándose tranquilamente. Parecía incluso sentirse a gusto en ese lugar, que no había sido creado para propósito semejante, obviamente. Al otro lado de las rejas, los nerviosos ojos escarlata de Achlys lo observaban descansar tranquilo, preguntándose, tal vez, cual de los dos era más libre.

- Tu verás… - murmuró él, sin más.

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Aunque el tiempo pasó rápido, insignificante para alguien que había vivido tantos años como Zahert, el color del cielo que él no podía ver no había cambiado su tonalidad. En ese mundo, la luz nunca llegaba a brillar.

Dentro de la Sede, en un enorme cuarto, se reunían ahora todos los hombres importantes que había en ese momento. No todos eran Hunter, pues muchas veces los poderosos son los que menos se arriesgan, pero todos ellos contaban ya con una edad lo suficientemente longeva como para considerarse sabios.

A la cabeza de una mesa rectangular, igual que la habitación, y cuya madera oscura y bien conservada brillaba debido a los destellos que la luz de las lámparas arrandaban al barniz, se sentaba el Maestro. Al su lado el resto de los sabios parecían inexpertos muchachos nerviosos. Todos mantenían sus ojos fijos en el anciano, sin pestañear, expectantes, como si esperasen alguna clase de truco magistral que jamás ocurriría. El hombre, consciente de las miradas que se clavaban por todo su cuerpo, continuaba callado, con expresión grave. Parecía que tratase de ordenar sus pensamientos antes de soltar un discurso importante.

- He convocado esta asamblea para discutir un tema de importancia -comenzó con voz potente, y las inexistentes miradas que faltaban se volvieron hacia él-. Zarek, demonio que hace setenta años acabó con la vida de más de diez Hunter, y cuya existencia era un claro peligro para la seguridad de toda la población humana, puesto que él siempre admitió su odio hacia ellos, ha sido capturado.

Varios murmullos y cuchicheos comenzaron a brotar de las bocas de los sorprendidos hombres.

- ¡Muerte al demonio! -gritó uno de ellos, y varios susurros de aprobación se dejaron oír con timidez.

- ¡Venguemos a nuestros hermanos muertos! - otro valiente se atrevió a expresar su opinión, mientras las vocecillas restantes cobraban fuerza y convicción a gran velocidad.

- ¡Acabemos con él!

- ¡Que sufra lo que sufrieron sus víctimas!

La habitación ya no estaba para nada en silencio. La única persona que continuaba muda, inmóvil, era el Maestro, que, observando a todos hablar sobre la muerte de su ser más odiado, parecía dudar. Pese a que su mayor deseo, vengar a sus compañeros caídos, había nublado su mente, se lo ocurrían otras ideas más útiles.

El murmullo desó cuando el anciano se levantó, alzando ambas manos para pedir silencio. De nuevo, todas los ojos fueron a toparse con el Maestro, curiosos, deseosos de saber como finalizaría la vida de aquel demonio.

- Es cierto que Zarek, el demonio al que hemos capturado, es el responsable de varias muertes y que por ello debería pagar con su propia vida, pero considero este un castigo demasiado benevolente.

Una vez más, susurros, que él se encargó de acallar con un ligero carraspeo.

- Hay muchos demonios más peligrosos y poderosos que él repartidos por el mundo, y la primera prioridad es acabar con ellos, pues son los que más problemas pueden causarnos- Una pequeña sonrisa de deleite afloró en sus labios mientras hablaba-. Nos aprovecharemos de la fuerza de Zarek para acabar con los demonios más poderosos.

La confusión fue palpable. Los hombres empezaron a mirarse entre ellos, preguntándose si aquel anciano había perdido la razón debido al shock del reencuentro con el asesino de sus compañeros. Pronto todos tenían dudas.

- Maestro - un hombre de cabello canoso y ojos negros fue el primero en dirigirse al anciano-. Eso es una locura. ¿Cómo piensa controlar a un demonio tan poderoso que ha sido capaz de acabar con doce de los nuestros y sobrevivir? El ejército que tendría que controlarlo serviría para derrotar a los otros demonios y así no tendríamos que correr el peligro de dejarlo suelto.

El anciano examinó al hombre que acababa de hablar, pero no parecia en absoluto preocupado.

- Sólo se necesitará una persona para controlarlo, y lo hará de buen grado. Si trabaja para nosotros, le ofreceré salvar la vida.

Y más comentarios de desaprobación. Ninguno de los presentes comprendía como podía dejar vivir a un demonio tan poderoso y malvado. Pronto los susurros se convirtieron en incomprensibles superposiciones de voces, pero, por última vez, el Maestro pidió silencio.

- No hay necesidad de preocuparse. Todavía no soy un viejo senil, como muchos pensareis tras oír mis palabras. Esta decisión ha sido difícil de tomar, pero creo que es imposible que mi plan falle. Os lo explicaré y todo quedará claro.

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Con un agudo chirrido, la puerta se abrió. Zahert abrió los ojos y bostezó. Tras unos segundos de desorientación, alcanzó a enfocar al ser que había abierto la puerta de su celda. Era un hombre joven, tal vez veinticinco, que iba metido en una armadura y portaba una afilada lanza en la mano izquierda. Bajo el casco, que cubría la cabeza, las mejillas y parte del tabique nasal, se movían sus ojos azules, temerosos. Su recta posición y el forzado tono que adquirió su voz cuando habló dejaron claro su miedo.

- ¡El Maestro quiere verte!

El demonio se levantó del frío suelo y se desperezó. No pensó en la posibilidad de noquearlo y huír. Él estaba demasiado débil y la Sede demasiado protegida como para plantearse la idea de escapar de allí. Asintió con tranquilidad y se acercó al chico, que enseguida tensó todos los músculos de su cuerpo.

Cuando el demonio llegó a su lado, intercambiaron miradas. El guarda se tranquilizó al ver como los ojos ambarinos que le devolvían la mirada estaban apagados.

- ¿Cuánto tiempo llevo encerrado? - preguntó Zahert con voz seca.

El hombre lo empujó para que empezara a caminar. Verlo tan débil le había hecho perder todo el miedo que albergaba apenas diez segundos atrás.

- Seis días, demonio - respondió algo altivo, como si de pronto se erigiera como superior.

Zahert asintió y se dejó guiar por los pasillos de la Sede sin ánimo para decir demasiado. Solo, en una repentina muestra de interés, se dirigió hacia el hombre con voz ronca y cansada.

- ¿Y la chica?

El joven le dio un nuevo empujón, para que apurase el paso, y respondió agresivamente.

- Supongo que ella ya estará allí, pagando por su error.

La cabeza de Zahert cayó de nuevo, desvaída. No había rastro del agresivo y seguro demonio que había demostrado ser a su llegada. Tal vez entonces ya estaba débil, pero esos seis días parecían haberlo vuelto manejable e insignificante.

- ¡Camina más rápido, demonio!

Tras los pasos de ambos quedaban las celdas. Celdas en las que muchos otros habían enloquecido, perdido la esperanza o, simplemente, perecido. Rejas y paredes que habían visto más dolor, tristeza y agonía que ningún otro.


Ña...
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Mensaje  Estefano Sáb Ago 28, 2010 12:00 am

Bueno, no esta mal XP, le falta movimiento, pero es el mitico capitulo cuya funcion es hacer fluir la historia... ya huelo la movida del siguiente XP
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Mensaje  Estefano Jue Mayo 09, 2013 6:18 pm

Porque no hubo mas de esto?!!

Toma doble post!! YEAH afro
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Mensaje  Sheegariel Mar Mayo 14, 2013 8:32 pm

Si os animáis a escribir alguna cosa, yo me animo a seguir unter, que me gustaba XD
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